El fin de semana se dieron varias marchas a lo largo de México en las cuales grupos de jóvenes salieron a demostrar su repudio por el candidato a la presidencia del país por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Enrique Peña Nieto.

El incipiente movimiento (que ya anunció más marchas) surge desde las redes sociales, en particular Twitter con los Hashtags de #MarchaAntiEPN y #MarchaYoSoy132.

Aunque de manera curiosa es un movimiento que surge en contra de un candidato de oposición (no hubo pancartas ni cantos en contra de otros candidatos) los marchantes son el resultado de un creciente descontento en contra de la clase política.

Tanto candidatos como partidos, que han demostrado ser sumamente mediocres a la hora de realizar propuestas y exponer ideas, están en una posición que a muchos les parece alejada de la realidad de este país; más preocupados en sostener sus privilegios que en enfrentar lo que México necesita.

Lo ocurrido el viernes y el sábado puede ser tan sólo una “llamarada de petate” por parte de estudiantes privilegiados, sin embargo también puede transformarse en un verdadero movimiento de cambio.

Aunque iniciado por jóvenes estudiantes, estas marchas muy bien pueden transformarse en el músculo ciudadano para demostrar a la clase política que ESTAMOS HARTOS y de que requerimos un verdadero cambio. Los estudiantes pueden transformarse en la vanguardia del resto de la sociedad.

En los países árabes estos movimientos ya tumbaron gobiernos y ya causaron cambios; en Europa y Estados Unidos siguen siendo una muestra de descontento generalizado que muy pronto puede transformarse en un motor de cambios.

¿Y aquí?

Pues urge que tengamos nuestro propia “Primavera”, que nuestros “Indignados” salgan a las calles, que “Ocupen” los espacios para dar a conocer algo que ya es imposible callar:

Queremos verdaderos cambios.

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